sábado, 16 de junio de 2012

REINAS DEL DOLOR. Lucha Reyes.



LUCHA REYES.
(1906 - 1944).


 


Los mexicanos nos hemos fabricado una fama de alegres y "fiesteros" para venderla a los extranjeros y para nosotros mismos, criticamos con aires de superioridad a los pueblos "serios" y solemnes por no saber disfrutar de la vida y presumimos de organizar fiestas con cualquier pretexto y de ponernos a bailar, a la menor provocación, nuestro cliché más socorrido al respecto es: "los mexicanos nos reimos hasta de la muerte".

Paradógicamente y tal vez como causa de nuestro carácter "festivo", somos un pueblo adicto al sufrimiento, las imágenes que se han rescatado del México Antiguo, son más trágicas que alegres, con dioses crueles y sacificios humanos, estados teocráticos y dictatoriales, pueblos sometidos por la hegemonía azteca y "festividades" de exclusivo carácter religioso, luego, llegaron los ibéricos, con su religión de mártires y víctimas, su obsesión por destruir las manifestaciones de paganismo que eran todas y en todos los órdenes, los tres siglos de sometimiento, el duro y sufrido proceso de "independencia" y la nueva dependencia y subordinación ante Norteamérica, sintetizada en la frase de Porfirio Díaz "Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos".

Esa propensión al sufrimiento como modus vivendi, está en las canciones, las películas, la literatura, las telenovelas y la vida cotidiana y uno de nuestros grandes personajes, ícono cultural y diva del canto, que encarnó con gran fidelidad esta dualidad sufrimiento-diversión, fue Lucha Reyes, María de la Luz Flores Aceves, quien perdió a su padre a muy corta edad y adoptó el apellido Reyes del segundo esposo de su madre y quien se hizo cargo de ella en su infancia.

Nacida en Guadalajara, Jalisco, la cuna del mariachi, aprendió a cantar "las rancheras" desde muy niña y empezó a actuar en público a los trece años, ya viviendo en la Ciudad de México en una carpa cerca de su casa, fue a Estados Unidos en 1920 a estudiar canto y se descubrió como una soprano con grandes cualidades y futuro, se casó muy jóven y al estar esperando a su primer hijo, sufrió un aborto que la sumió en la depresión, agravada por el enojo y desprecio del que fuera su marido amoroso y quien, como era costumbre, la consideraba culpable de ser un padre frustrado.

A partir de entonces, dicen sus biógrafos, empezó su adicción a las bebidas alcohólicas, regresó a México y trató de vivir de su canto, pero su alcoholismo y su "naturaleza" sufrida, la hacían faltar a sus compromisos y ser irascible y conflictiva, después de formar parte de varios proyectos se fue a Alemania para actuar con el Cuarteto Anáhuac (1927) y allí contrajo una infección en la garganta que la retiró del canto durante un año.

Al reiniciar su carrera como cantante, descubrió que, como resultado de la grave infección, su voz había cambiado y se había tornado áspera y desgarrada y eso fue motivo para nuevos estados depresivos, aunque por otro lado, fue esa característica de su voz, la que levantó su carrera y la convirtió en la gran diva de la canción ranchera, aún hoy no igualada, los años treinta y los primeros cuarenta, fueron los del esplendor y fama de Lucha Reyes, tuvo celebridad y dinero y hasta apareció en algunas películas, pero su inclinación al sufrimiento y su adicción al alcohol no mermaron.

En esos años, fama y escándalo, fueron siempre de la mano, borracheras interminables, escándalos en el escenario y la vida privada que la llevaron hasta a ser acusada de tener relaciones tanto con hombres como mujeres, lo que en esa época era un escándalo en serio, finalmente en 1944, en un momento de extrema depresión provocada por amores fracasados, muertes de personas queridas e insatisfacciones varias, Lucha Reyes decidió quitarse la vida tomándose veinticinco pastillas para dormir con una buena cantidad de tequila, su bebida favorita, la que no dejaba de tomar nunca, era común que saliera a cantar con la botella en la mano, para darle grandes tragos entre estrofa y estrofa.

El 24 de Junio de 1944, murió Lucha Reyes y su leyenda creció, se volvió inmortal y dejó sus grabaciones y películas para realimentarla, luego vinieron muchas imitadoras que no fueron más que eso, la voz "aguardientosa" y el sentimiento desgarrador de Lucha, no ha sido nunca igualado y al parecer no lo será nunca, la mujer que encarnó el sufrimiento desmadroso del mexicano seguirá siendo homenajeada y recordada como en este momento en este artículo.





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